martes, 2 de marzo de 2010

trabajos v 1.0

Hola gente, hoy he estado pensado que quizás sería de gran interés para todos la idea de intercambiar los trabajos que vayamos haciendo a lo largo del curso, ya que de esta forma siempre podremos profundizar en determinados temas que nos pueden interesar, adquiriendo información y conocimientos que seguramente nos puedan venir bien a todos. Así de esta forma todos aprovechamos el curro de los demás.

Bueno, así es que me lanzo a la piscina con mi trabajo de historia contemporánea sobre las deserciones y los amotinamientos en la Primera Guerra Mundial.


DESERCIONES Y AMOTINAMIENTOS
DURANTE LA PRIMERA GUERRA MUNDIAL
Néstor Nuño Martínez, Grado de Antropología.

ÍNDICE
1. INTRODUCCIÓN
2. ANÁLISIS
2.1. FRANCIA
2.2. INGLATERRA
2.3. ITALIA
2.4. RUSIA
3. CONCLUSIÓN
4. BIBLIOGRAFIA

1. INTRODUCCIÓN

La Primera Guerra Mundial fue un conflicto armado que tuvo lugar entre 1914 y 1918. Tuvo su origen en los Balcanes, por una rivalidad Territorial entre el Imperio Austrohúngaro y la nación Serbia por el dominio de Bosnia, y terminó transformándose en un conflicto a escala mundial en el que se vieron involucradas las grandes potencias de la época.

El detonante del conflicto fue el asesinato del heredero del Imperio Austrohúngaro archiduque Francisco Fernando de Austria y su esposa en Sarajevo el 28 de junio de 1914 a manos de un grupo serbio ligado al grupo nacionalista Mano Negra, que pretendía la unificación de Bosnia con Serbia.

Al rechazar Serbia el ultimátum impuesto por el Imperio Austrohúngaro el 7 de julio, los países comenzaron a movilizar sus efectivos militares, lo que propició que las alianzas militares que habían sido firmadas por las diferentes potencias europeas en la llamada Paz Armada , un periodo entre finales del siglo XIX y principios del XX en el que las tensiones entre las potencias europeas tuvieron como desenlace la creación de alianzas para intentar anular cualquier interés expansionista, se pusieran en marcha, dando lugar a una europeización del conflicto. Poco a poco la guerra se fue extendiendo a los territorios coloniales, dando paso a una mundialización del conflicto que culminaría en 1917 cuando Estados Unidos decidió intervenir en el mismo.

En la guerra se enfrentaron dos fracciones principales: La Triple Alianza, formada al comienzo del conflicto por Alemania y el Imperio Austrohúngaro, y La Entente, cuyas potencias principales eran Francia, Inglaterra y Rusia. Estas alianzas se fueron ampliando a medida que el conflicto se iba desarrollando. Por ejemplo el Imperio Otomano y Bulgaria pasaron a formar parte de La Triple Alianza en 1914 y 1915 respectivamente e Italia se unió a La Entente en, traicionando un pacto anterior con que tenía firmado con La Triple Alianza.

Desde un primer momento se planificó el conflicto como una guerra corta, en la que cada bando pretendía conseguir una victoria rápida mediante ofensivas fulminantes. Sin embargo estas estrategias fallaron, provocando el atrincheramiento de ambos bandos en el frente occidental (tras la primera batalla del Marne en septiembre de 1914) formando una línea de posiciones fortificadas (que se extendía desde el Mar del Norte hasta la frontera de Suiza con Francia) que daría lugar a la guerra de trincheras, una estrategia basada en ofensivas contra las posiciones atrincheradas del enemigo que en la mayoría de los casos únicamente se traducían en cuantiosas bajas humanas, obteniéndose en el mejor de los casos conquistas territoriales de no más de pocos kilómetros, ya que existían varias líneas de atrincheramiento que dificultaban cualquier tipo de avance de las tropas de infantería..

En el otro frente principal de la guerra, el oriental, se produjo un movimiento de tropas más constante, por lo que el horror de las trincheras no fue tan duro.

También existieron otros frentes secundarios (Medio Oriente, África, Extremo Oriente, el Pacífico), que aunque no fueron tan importantes y relevantes como los europeos, de alguna forma evidencian ese carácter mundialista de la guerra, y contribuyeron a que hasta el estallido de La Segunda Guerra Mundial, este conflicto fuera considerado como la guerra más cruel de todos los tiempos.


2. ANÁLISIS

Las deserciones y los amotinamientos no fueron sucesos puntuales dentro de La Primera Guerra Mundial, se vinieron produciendo en mayor o menor medida durante todo el conflicto. Sin embargo, para realizar este trabajo nos centraremos un destacado periodo de la guerra, que podríamos situar entre los meses de marzo y septiembre de 1917, en el que (según la bibliografía consultada) se sucedieron un mayor número de casos de deserciones y amotinamientos en los frentes europeos, concretamente en los países que conformaban La Entente, lo que provocó situaciones de tensión y desconcierto dentro de algunos de los gobiernos de dichas naciones.

Como punto de partida, me centraré en la película “Senderos de gloria”, dirigida por Stanley Kubrik. Esta película refleja detallada y ejemplarmente un amotinamiento dentro del contexto histórico que estamos tratando; narra un hecho real, acontecido durante la batalla de Verdún en 1916, como fue la sangrienta lucha por el fuerte Doumant entre tropas francesas y alemanas: tras las primeras incursiones dentro de las líneas alemanas para tomar la colina de las hormigas, los soldados que aún permanecen en las trincheras francesas se niegan a continuar, provocando la cólera del General Mireau (el cuál incluso ordena sin éxito a la propia artillería francesa disparar sobre ese grupo de soldados para obligarles a salir de las trincheras).

La ofensiva fracasa estrepitosamente, por lo que el General Mireau decide tomar represalias contra la tropa amotinada como medida para mantener y fortalecer su autoridad dentro del estrato militar y frente a sus subordinados y también como castigo ejemplificador contra los amotinados y el resto de la tropa a su mando: convoca un consejo de guerra y acusar de cobardía frente al enemigo a tres hombres (uno de cada compañía amotinada) bajo pena de muerte.

Visionando la citada película podemos observar determinados elementos que pudieron incitar a los soldados a tomar ese tipo de decisiones, a pesar de conocer las consecuencias que las mismas suponían. Sin embargo, antes de generalizar, creo conveniente realizar un análisis en profundidad de casos concretos que se sucedieron en cada una de las naciones integrantes de La Entente en esas las fechas señaladas (Francia, Inglaterra, Italia y Rusia) para así tener una idea más clara y concisa de todos los hechos y causas concretas.

Una vez realizado este análisis, sería conveniente volver a recurrir a esos elementos antes referenciados para, conjuntamente con los datos del análisis, realizar una conclusión del trabajo en donde se planteen esos aspectos generales sobre las causas y motivos de las deserciones y los amotinamientos.


2.1. FRANCIA

Después del fracaso que supuso para el ejército francés la ofensiva de Chemin des Dames, en la primavera de 1917, las numerosas deserciones que se habían venido produciendo se convirtieron en amotinamientos. Este es un resumen de los hechos:

El 27 de mayo, en el propio frente, a lo largo del Chemin des Dames, hasta treinta mil soldados salieron de sus trincheras y sus alojamientos de reserva y se marcharon a la retaguardia: 54 divisiones, casi la mitad del ejército, se negaron a obedecer órdenes, la disciplina se derrumbo y el pánico se extendió entre el alto mando y el gobierno.

Ese mismo día, en cuatro poblaciones situadas detrás de las líneas (Soissons, Villers-Cotterets, Fère-en-Tardenois y Coeuvres), las tropas desobedecieron las órdenes de sus oficiales, confiscaron algunos edificios y se negaron a volver al frente.

El 28 de mayo, en la estación de ferrocarril de Fère-en-Tardenois, los amotinados intentaron llegar a París, fracasando en el intento ya que se impidió la salida de los trenes.

El 30 de mayo, varios centenares de soldados de infantería se negaron a desplazarse hacia las trincheras de la línea del frente, donde hacía falta apoyar a otras tropas francesas que ya estaban combatiendo.

El 1 de junio, en Missy-aux-Bois, un regimiento de infantería asumió el control de toda la población y estableció un “gobierno” antibelicista.

Durante una semana, imperó el desconcierto en el frente, ya que los amotinados se negaron a regresar a la línea, pero esta situación no duró mucho, ya que las autoridades militares tomaron severas medidas rápidamente: el nuevo comandante en jefe, Philippe Pétain mandó detener a líderes de la rebelión y se sucedieron arrestos y consejos de guerra masivos. Los generales de mayor edad fueron reemplazados, creándose un nuevo estado mayor. A parte de estas medidas, Pétain inició un programa de educación política para las tropas destinado a aumentar su moral que se centraba en la beneficiosa contribución que supondría la próxima entrada de Estados Unidos en el conflicto y en el cambio a una estrategia defensiva. También organizó periodos de descanso más largos, más días de permiso, agilizó la rotación de las tropas y mejoró su alimentación.

Al cabo de seis semanas se habían acabado los amotinamientos y el orden quedó restituido, aun así el cambio en la estrategia militar provocó el descontento de sus aliados ingleses.

El desenlace de los amotinamientos fue el siguiente: un total de sesenta y ocho divisiones fueron afectadas por los consejos de guerra, aproximadamente cuarenta mil hombres, de los cuales veintitrés mil trescientos ochenta y cinco fueron juzgados y declarados culpables. Más de cuatrocientos fueron condenados a muerte, de los cuales la mitad fueron fusilados y el resto fueron enviados a realizar trabajos forzados en las colonias francesas. 1

Si pasamos a observar las posibles causas que pudieron desencadenar estas sublevaciones podemos destacar algunos hechos relevantes:

1. La cruel guerra de desgaste que se libraba en el frente a base de ofensivas agresivas, que había provocado un gran número de bajas en la batalla de Verdún (unos ciento sesenta y dos mil trescientos ocho muertos y desaparecidos) unos pocos meses antes.

2. El clima de agitación que se vivía en toda Francia, que provocó huelgas a lo largo del país (obreros textiles, fábricas de municiones), el aumento que habían registrado los precios de la comida (en enero de 1917, los precios en París habían subido un 40% desde julio de 1914, y en julio 1917 alcanzaron el 92%), la caída de los salarios reales (caídas en torno al 10%). 2

3. Los pocos y cortos permisos que les eran concedidos a los soldados en el frente, lo que suponía que millones de soldados de infantería llevaban casi tres años combatiendo prácticamente sin descanso.


2.2. INGLATERRA

El ejército británico no se amotinó en la escala en que lo hicieron los demás integrantes de La Entente. Los casos de embriaguez, deserciones y desórdenes psicológicos entre las tropas británicas aumentaron en 1917, pero tampoco fue un aumento tan drástico como ocurrió en el ejército francés si se tiene en cuenta el crecimiento exponencial que había sufrido el ejército desde que se implantó el servicio militar obligatorio en la primera mitad de 1916.

Aproximadamente unos 306 soldados fueron ejecutados durante toda la guerra por supuestos actos de cobardía. En algunos casos esa cobardía fue un pretexto usado por los mandos militares para legitimar su autoridad ante el temor a deserciones masivas. Un ejemplo fue el caso del cabo Peter Goggins, que fue fusilado de 1917 después de que el sargento que se encontraba al mando de su pelotón ordenada a todos los hombres de su mando que huyeran de una emboscada alemana. A pesar de que el sargento mismo reconoció que había dado la orden de huir, el consejo de guerra dictaminó que Goggins había huido por cobardía. 3

A grandes rasgos podría decirse que el cansancio dentro del ejército británico era alarmante en 1917, lo que llevó al gobierno a establecer un Cuerpo Auxiliar Femenino del Ejército en el mes de julio como medida para aumentar los descansos y permisos de los soldados, que se encontraban extenuados (este hecho muestra el importante papel que jugaron las mujeres en Inglaterra durante la guerra, ya que por ejemplo también las mujeres vinieron a suplir la mano de obra que faltaba en las fábricas inglesas).

Sin embargo esta medida tampoco ayudó a calmar las tensiones internas. El 8 de septiembre, en Étaples, se produjeron refriegas entre los soldados y la policía militar, los disturbios se extendieron y el comandante del campamento y una docena de oficiales fueron arrojados al río. Cuando estallaron más disturbios el 12 de septiembre contra la Policía Militar, se pidieron refuerzos y se alertó a una brigada de caballería, pero los disturbios desaparecieron cuando se escucharon las concesiones de los soldados. Sin embargo, cuando los trabajadores chinos de Étaples exigieron mejores condiciones, su protesta fue reprimida por las tropas sin compasión. 4

También cabe destacar que se produjeron tensiones políticas importantes en la retaguardia: la importante bajada de salarios y el aumento de las cargas fiscales (que fueron impuestas a la mayoría de la población, mientras que antes de la guerra únicamente la clase alta tenía la obligación de pagarlas) hicieron que existiera el temor a huelgas y a un aumento del sentimiento antibelicista. En junio de 1917, el Partido Laborista Independiente y el Partido Socialista Británico se reunieron en Leeds y acordaron establecer un Consejo de Soldados y Trabajadores. Finalmente no se llevó a cabo, pero alimentó los temores del gobierno, que ya se había visto obligado a aprobar un plan en mayo para contrarrestar el movimiento pacifista que había surgido por la implantación del servicio militar obligatorio, dictando duras penas de prisión para los objetores de conciencia.

El 27 de julio, se organizó un encuentro de simpatizantes bolcheviques en el East End londinense. Se hicieron llamar el Soviet de Londres, y su finalidad era exigir que la guerra acabara de inmediato. Para alentar a la población a disolver el encuentro, el gobierno hizo

que el Daily Express revelara el lugar donde se celebraría el encuentro, el gobierno distribuyó panfletos afirmando que se estaba celebrando un mitin pro alemán.

Respondieron ocho mil personas, entre ellas soldados de uniforme que irrumpieron en el acto y lo disolvieron. 5

Al igual que en el caso francés, hay determinadas causas que podrían explicar este contraste respecto a los demás ejércitos:

1. Existía un paternalismo en la jerarquía militar: unas buenas relaciones entre los oficiales y sus hombres que actuaba como mecanismo disciplinario efectivo incluso para los reclutas.

2. Los descansos, la diversión, la comida y la bebida eran buenas, lo que ayudó a mitigar los traumas que suponía la lucha en las trincheras. También se crearon centros especiales para atender el incremento de problemas mentales.

3. Las quejas de los soldados eran escuchadas por sus oficiales, que intentaban acordar con ellos una solución. La mayoría que se recogían no eran de militares profesionales, si no de ciudadanos alistados.

4. El sentimiento nacionalista que existía en todo el país, que hacía que tanto en el frente como en la retaguardia se resistieran las dificultades por las que atravesaba la nación.


2.3. ITALIA

En 1917, el comandante Cadorna estaba a cargo del ejército. Era un hombre con un fuerte temperamento y una clara visión personal de la guerra: creía que el individualismo de los italianos los hacía “moralmente incapaces para la guerra”, y consideraba que la guerra constituiría una “oportunidad para convertir a los campesinos en italianos”. Su instrumento para llevar a cabo esas pretensiones fue una rigurosa disciplina militar.

El comandante llevó a cabo medidas drásticas para mantener la unidad en el ejército como fue la práctica romana de diezmar (matar a uno de cada diez hombres) las unidades que no cumplían en la batalla.

A lo largo de la guerra uno de cada diecisiete soldados italianos tuvo que enfrentarse acusaciones disciplinarias, y el 61% de ellos fueron considerados culpables. 6 Aproximadamente unos setecientos cincuenta hombres fueron ejecutados.

Sin embargo, a pesar de esta estas severas medidas disciplinarias, se produjeron grandes deserciones y amotinamientos:

En el mes de marzo (antes de la décima batalla de Isonzo) se había amotinado la Brigada Ravenna, en el mes de abril se produjeron dos mil ciento treinta y siete deserciones, en junio desertores italianos contaron detalles del ataque a sus enemigos austriacos, y en julio se amotinó la Brigada catanzaro.

Sin embargo, el punto crucial se produjo en la undécima batalla de Isonzo ascendieron a ciento sesenta y seis mil, y durante la misma desertaron cinco mil cuatrocientos setenta y un soldados. Cadorna reconocía que su ejército necesitaba tiempo para descansar, pero lo único que hizo fue atribuir la derrota al antimilitarismo y derrotismo del pueblo italiano, no una incompetencia táctica.

Antes del desastre de Caporetto (noviembre de 1917) había unos cien mil desertores, el senador Camporeale había informado tras una visita al sur del país que <> 7

Se podría decir que había unos cien mil desertores, y los campesinos del sur estaban dispuestos a protegerles para utilizarlos como mano de obra. La posibilidad de que el desmoronamiento militar llevara a una revolución parecía bastante real.

Sin embargo la derrota en la batalla de Caporetto en noviembre de 1917 no llevó a una revolución, supuso un cambio en la estrategia italiana, que transformó una guerra ofensiva en defensiva. Al mismo tiempo el sentimiento nacionalista consolidó el liberalismo en Italia frente a la temida revolución socialista.

Al mes siguiente de la derrota, Cardona fue cesado y sustituido por Armando Díaz, que estabilizó el frente y se empezó a preocupar por el bienestar de sus hombres, ampliando los permisos, mejorando las raciones y evitando acciones ofensivas temerarias como las de su predecesor Cadorna.

Los grandes problemas internos que tenía Italia, influyeron activamente en esa situación de desconcierto en el frente:

1. Italia pasaba por una mala situación económica (su economía era predominantemente rural, la guerra sirvió para potenciar la industrialización de la misma). Esta mala situación desencadenó huelgas desde 1915, pero fue en mayo de 1917 cuando las protestas violentas alcanzaron un punto álgido, especialmente en Milán. En agosto de ese año, insurrecciones provocadas por la escasez de alimentos en Turín desembocaron en manifestaciones contra la guerra que terminaron con cuarenta y una personas muertas y unas doscientas heridas a manos del ejército.

2. Existía una marcada inestabilidad política: el 38% del electorado era analfabeto, y el socialismo tenían un gran arraigo, lo que hacía que existiera la posibilidad de que la guerra pudiera desencadenar una revolución en cualquier momento, ya que la entrada en el conflicto dividió al país en vez de unirlo (el parlamento no fue consultado). 8

3. La gran crueldad que supusieron las batallas de Isonzo, que se saldaron con unas trescientas mil bajas, producían fatiga en los soldados y aportaban pocos resultados tácticos debido a la dificultad del terreno.



2.4. RUSIA

Después de la revolución de febrero las tensiones y conflictos que habían llevado a la abdicación del zar Nicolás II seguían latentes: el Soviet actuaba como foco antibelicista, y el gobierno provisional estaba decidido a continuar la guerra.

A principios de abril la 109ª División rusa confraternizó con las tropas alemanas que tenía en frente. Una unidad leal de artillería rusa abrió fuego sobre los rebeldes, ante lo cual su jefe, el teniente Khaust, arrestó a los dos oficiales de artillería que habían dado la orden de disparar.

El 20 de abril, Khaust y otros diez soldados de su regimiento comparecieron ante una asamblea especial del 12º Ejército ruso y exigieron la paz de inmediato, con la simultánea deposición de armas por ambos bandos. Sin embargo, la asamblea, a pesar de estar constituida sólo por soldados, sin ningún oficial, no quiso apoyarlos. Tuvo que intervenir su “presidente”, un soldado judío llamado Rom, para evitar que los demás hombres atacaran a Khaust y a sus colegas. 9

Este suceso desconcertó al gobierno provisional y también a la Entente, que desde febrero había visto cómo Rusia iba entrando en un proceso revolucionario sin precedentes. En Petrogrado, el agregado militar británico, el coronel Knox, sugirió que arrestaran a Khaust y a los demás agitadores. El viceministro de Guerra, el coronel Yakubovich, le respondió afirmando que eso era algo que el ejército no podía ni se atrevía a hacer por miedo a más levantamientos. A pesar de haber anunciado públicamente mayores medidas disciplinarias, de cada mil soldados que se enviaban desde la retaguardia sólo llegaban al frente entre ciento cincuenta y doscientos hombres. 10

El 27 de abril los marinos que estaban en Kronstadt declararon su apoyo a los bolcheviques y anunciaron que no querían saber nada de las órdenes que diera el gobierno provisional. Dos días después, el comandante en jefe ruso, el general Alexeyev, informó al ministro de Guerra que la información que llegaba de todas partes indicaba que el ejército se estaba desmoronando sistemáticamente.

A principios de mayo, el número de desertores llegaba a los dos millones. La situación se volvió insostenible, tanto en el frente como en la retaguardia, pero el gobierno provisional decidió continuar la guerra, y el 6 de mayo el soviet de Petrogrado apoyó esa decisión.

Se buscaron nuevas formas de aumentar la moral de las tropas, como crear un batallón femenino dirigido por Maria Bochkareva, una experimentada soldado que había combatido en el frente durante esos tres años y había sido condecorada por actos de heroísmo en tres

ocasiones. Sin embargo, este batallón no dio los resultados esperados, ya que las tropas que servían a su lado, influenciadas por las ideas bolcheviques y temerosas de que el éxito de las mujeres provocara represalias del enemigo, dieron a Bochkareva una paliza y la obligaron a disolver el batallón. Su batallón constaba de trescientas mujeres, y aunque los diarios rusos las etiquetaran como el “Batallón Femenino de la muerte”, en él también hubo deserciones: mujeres que permanecieron en las trincheras desmayadas e histéricas y otras que se dirigieron hacia la retaguardia. Cuando Bochkareva se retiró, su batallón estaba diezmado. 11

En Pernau, en el golfo de Riga, los hombres de uno de los regimientos exigieron a su comandante que se quitara las hombreras con su insignia de grado en señal de “simpatía con sus hermanos de la flota del Báltico”, que ya habían manifestado su apoyo a la revolución. El comandante se negó y fue asesinado. Los hombres de toda una división rusa, la 120ª no sólo cruzaron las trincheras alemanas, como un acto de deserción masiva, sino que indicaron a los alemanes la posición de la batería de la artillería rusa que tenían enfrente.

A Rusia no podía continuar la guerra, su capacidad de abastecimiento era nula. El 27 de mayo el coronel Knox tuvo noticias de deserciones dentro de la retaguardia: transportistas, unidades de depósito, etc.

Unos días antes, el 16 de mayo, Alexander Kerensky había aceptado aceptó el cargo de ministro de Guerra, comprometiéndose a acabar con las deserciones y amotinamientos y renovar las capacidades ofensivas del ejército. El 19 de mayo dictó que ya no se aceptarían más renuncias de altos oficiales y que todos los desertores que no regresaran a sus unidades serían castigados. Tres días más tarde sustituyó a Alexeyev comandante en jefe por el heroico joven Brusilov y el 25 de mayo dio la orden para emprender la ofensiva sin importarle un informe que recibió justo al día siguiente que le advertía que todos los días llegaban a Kiev treinta mil desertores procedentes del frente.

Kerensky esperaba que la guerra uniese a la nación y la revolución, como había sucedido en

Francia en 1792, por lo que no tuvo reparos a lanzar otra nueva ofensiva en el este de Galitzia el 1 julio a pesar de las grandes deficiencias técnicas y el gran malestar que se veía dentro del ejército ruso. Ese mismo día se llevó a cabo en Petrogrado una manifestación masiva a favor de la paz.

El segundo día de la batalla, los soldados checos que combarían junto a los rusos, en una Brigada Checa específica, convencieron a muchas de las tropas checas del bando contrario, como parte de la 19ª División Austriaca, de que desertaran con ellos. También soldados rusos arrojaron sus fusiles y se negaron a seguir adelante, mientras sus oficiales, tras comprobar que no servían de nada sus ruegos y amenazas, avanzaban solos hacia el enemigo. La ofensiva fracasó, agravando los problemas internos del gobierno.

El 16 de julio, un alzamiento en Petrogrado, alentado por Leon Trotski, exigió el fin inmediato de la guerra. Seis mil marinos de la base naval de Kronstadt se sumaron a la revuelta. Los disturbios continuaron durante tres días. El 18 de julio, los cadetes leales al gobierno provisional irrumpieron en las oficinas del periódico bolchevique Pravda y las destrozaron.

El 19 de julio, se rindieron los últimos quinientos rebeldes de Kronstadt, pero en el frente, el avance ruso se había convertido en una huida desesperada después del contraataque alemán al este de Zólochev. Decenas de miles de soldados rusos simplemente arrojaron sus fusiles y huyeron de la zona de guerra. Fueron asesinados centenares de oficiales. 12

Los levantamientos no solo se produjeron sobre suelo ruso. En septiembre, una brigada de tropas rusas que estaban en La Courtine, a trescientos veinte kilómetros al sur de París, debatía sobre su inminente envío al frente. Finalmente se negaron a ir a las trincheras alzando la bandera. El 16 de septiembre, atacó su campamento otra brigada rusa, formada por tropas leales a Kerensky. Fue la conocida como “masacre de La Courtine”. El día anterior, Kerensky había declarado la república. Kerensky estaba decidido a tratar de mantener las conquistas liberales de la revolución de marzo sin saber que el 25 de octubre, el líder bolchevique Vladimir Lenin dirigiría un alzamiento contra el gobierno que él dirigía, desencadenándose la llamada revolución de octubre. 13

Rusia era quizás la potencia más inestable de La Entente. A pesar de que su producción industrial había aumentado desde principios del siglo XX, su potencia productora no era suficiente para llevar a cabo una guerra tan sumamente larga y costosa en medios. A parte de este echo, también cabe resaltar las tensiones políticas existentes, sobre todo con Inglaterra, debido a su gobierno autoritario. Estos fueron las causas principales que motivaron estos sucesos anteriormente relatados:

1. El ejército ruso era grande (unos 8 millones de hombres al inicio de la guerra), pero estaba compuesto principalmente por campesinos sin ninguna formación militar y mal estaban equipados.

2. El llamamiento antibelicista bolchevique tenía mucha fuerza, y además se vio reforzado después de que el gobierno provisional afirmara su intención de continuar con la guerra.

3. Rusia tenía grandes problemas económicos y de abastecimiento para la mayoría de la población civil y para los militares que no se solucionaron después de la revolución de febrero. Estos problemas ya supusieron el desencadenamiento de la revolución de febrero y ayudarían a que se consumara la de octubre: la factoría Putilov (la mayor de Petrogrado), que anunció una huelga el 18 de febrero. Se disparó a los huelguistas, lo que provocó insurrecciones en otros centros de producción, dando lugar a la revolución de febrero. En abril de 1917, las huelgas en las fábricas rusas continuaron, y se constató que se había reducido la producción de carbón con respecto al año anterior.


3. CONCLUSIÓN

Una vez realizado el pertinente análisis, podemos concluir este trabajo exponiendo brevemente las causas comunes que se pueden sacar relacionando las causas particulares con algunos aspectos observados en la película citada al comienzo del trabajo. Estas son las causas que principalmente pudieron desencadenar que se sucedieran los citados hechos:

1. La crueldad de la guerra: la mayoría de los combatientes no eran soldados profesionales, eran ciudadanos que no tenían experiencia previa en un conflicto armado, por lo que el enfrentarse de lleno a esa nueva realidad llegó a ser traumática en determinados casos, derivando en problemas mentales, sobre todo la histeria. Todo esto se unió al agotamiento que suponía combatir en una guerra tan larga, en la que además se produjeron más muertes que en ninguna hasta la fecha (alrededor de ocho millones de muertos y seis millones de mutilados). Todo este desgaste repercutiría notablemente en los estados al finalizar la contienda, ya que Europa perdería su hegemonía como núcleo económico mundial y todo el tejido industrial quedaría destruido o seriamente dañado por la reconversión de las fábricas para la producción militar (especialmente de munición) y por la falta de mano de obra cualificada.

2. La estricta disciplina militar, que en algunos casos sirvió para justificar leyes que ponían en duda la legitimidad liberal de las mismas, como el procesamiento de civiles en consejos militares, la censura de prensa, el servicio militar obligatorio las requisiciones o el control de la venta de alcohol y alimentos.

Estas medidas de guerra vinieron a representar una desestabilización de los gobiernos liberales, que en parte pasaron a convertirse en dictaduras encubiertas en donde principalmente cualquier tipo de crítica hacia el poder y la idea guerra eran reprimidos sin dilación.

3. Las malas condiciones de vida que tenía que soportar los soldados en las trincheras (mala alimentación, mal acondicionamiento de las trincheras, que junto a una climatología adversa producían enfermedades, como la conocida fiebre de las trincheras) durante largos periodos de tiempo, lo que venía a acrecentar la crueldad de la guerra.

4. La llamada Guerra Total, que supuso la extrema movilización de todos los recursos disponibles, enfocándolos al uso militar, que tenía como objetivo vencer en la guerra. La larga duración de la misma acarreó problemas importantes para el grueso de la población, sin embargo se impuso el sentimiento belicista y la necesidad de ganar la guerra a cualquier precio al bienestar de la población.

5. También cabría destacar otra causa que, aunque no tuvo la influencia deseada, dio lugar a importantes acontecimientos que influyeron directamente en esa desestabilización que sufrían los gobiernos: los imperios centrales se esforzaron por utilizar la revolución como instrumento de manejo de la guerra. En Inglaterra, el tráfico de armas hacia Irlanda desencadenó una rebelión en 1916. En Francia la financiación encubierta de pacifistas y socialistas sembró la discordia. En Italia la propaganda Austrohúngara en Rusia la propaganda lanzada en Rusia aprovechó las reivindicaciones bolcheviques y las preocupaciones de los campesinos sobre la redistribución de las tierras y en 1917 introdujeron clandestinamente en Rusia al líder de los bolcheviques, Vladimir Lenín, que vivía exiliado en Suiza.

6. Por último, cabría mencionar también otro elemento relevante en el desarrollo y finalidad de estas sublevaciones que, aunque no es una causa directa, influyó activamente, y fue la relevancia y arraigo de las distintas ideologías y sentimientos nacionales en la población. Por ejemplo, en Francia el estado de ánimo no era pacifista o de ideas cercanas a una revolución, ya que el sentimiento nacional y de revancha creado tras la humillante guerra franco prusiana de 1871 seguía vigente a pesar del paso de los años. Sin embargo, en Rusia la población vio en el socialismo una solución a sus problemas. No existía un sentimiento nacionalista tan arraigado como por ejemplo en Inglaterra, donde la influencia de esa idea de nación inglesa servía como punto de unión de los distintos sectores de la población.


1 Cabe destacar que en cada una de las fuentes consultadas estos datos varían sustancialmente, por lo tanto decidí utilizar los que encontré en el libro: Gilbert, Martin, La Primera Guerra Mundial, Madrid: Editorial La esfera de los Libros, 2004, p.441, ya que estos fueron los que me parecieron más concretos y amplios.

2 Strachan, Hew; La Primera Guerra Mundial; Barcelona: Editorial Crítica, 2004, p.257

3 Justo, Marcelo, Perdón inglés para los desertores fusilados en la I Guerra Mundial, Buenos Aires: diario Página/12. 4 Gilbert, Martin, La Primera Guerra Mundial, Madrid: Editorial La esfera de los Libros, 2004, p. 473.

5 Gilbert, Martin, La Primera Guerra Mundial, Madrid: Editorial La esfera de los Libros, 2004, p.456

6 Strachan, Hew; La Primera Guerra Mundial; Barcelona: Editorial Crítica, 2004, p.265

7 Strachan, Hew; La Primera Guerra Mundial; Barcelona: Editorial Crítica, 2004, p.267 (Cita a su vez sacada de Luigi Tomassini, <>, en Hugo Cecil y Peter Liddle,eds., Faccing Armageddon, Londres, 1996, p.586).

8 Strachan, Hew; La Primera Guerra Mundial; Barcelona: Editorial Crítica, 2004, p.265.

9 Gilbert, Martin, La Primera Guerra Mundial, Madrid: Editorial La esfera de los Libros, 2004, p.432

10 y 11 Gilbert, Martin, La Primera Guerra Mundial, Madrid: Editorial La esfera de los Libros, 2004, p.432, p.433, p.434, p.456

12 y 13 Gilbert, Martin, La Primera Guerra Mundial, Madrid: Editorial La esfera de los Libros, 2004, p.439, p.453, p.460, p.461, p.473


4. BIBLIOGRAFÍA

Para realizar este trabajo he utilizado diferentes fuentes bibliográficas, tanto escritas como audiovisuales:

Gilbert, Martin, La Primera Guerra Mundial, Madrid: Editorial La esfera de los Libros, 2004, 845p

Strachan, Hew, La Primera Guerra Mundial, Barcelona: Editorial Crítica, 2004, 377p

Justo, Marcelo, Perdón inglés para los desertores fusilados en la I Guerra Mundial, Buenos Aires: diario Página/12, 19 de agosto de 2006

Colección documental La Primera Guerra Mundial, Cuatro, 1917, el cambio en los frentes [DVD], Madrid: Suevia Films, 2006

Colección Documental La Primera Guerra Mundial, Dos, 1915, las grandes ofensivas [DVD], Madrid: Suevia Films, 2006

Kubrick, Stanley, Senderos de Gloria, s/l: MGM, 1957

Milestone, Lewis, Sin novedad en el frente, s/l: Universal Pictures, 1930


1 comentario:

  1. Aunque no estudie Antropología (el año que viene me cambio de carrera) esta página web me parece una idea maravillosa puesto que estoy siguiendo más o menos la materia para hacerme una idea

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